martes, 4 de febrero de 2014

El sendero de la meditacion



La meditación es un sendero que cada ser abre para sí mismo mientras trata de llegar más allá de las limitaciones de la mente.
Meher Baba
Existen en el mercado, en las librerías especializadas, muchos trabajos que hablan este tema y proponen técnicas específicas de meditación. Estos trabajos pueden ser libros, videos o grabaciones, que dirigen y ayudan el aprendizaje.
Estas técnicas van desde enumerar las propias respiraciones hasta por ejemplo, cantar un mantra o bailar. Os invito a investigar y encontrar las que mejor os vayan.
Por mi parte os voy a contar dos ejercicios básicos. Es importante haber estudiado los puntos anteriores del tema.
a) Práctica de la meditación como ejercicio.
Escoge una postura.
Realiza unas respiraciones algo más profundas y completas de lo habitual y toma consciencia clara de ti mismo/a en los niveles físico, emocional. Verifica que te encuentras en un estado tranquilidad, cordialidad y amor suave.
Pasa luego al nivel de la mente y date cuenta de que estás observando la mente, que está aquí presente tranquila, serena, despierta, pero sin estar pendiente de ningún objeto.
Dedica un tiempo a sentir cómo se causa en ti mismo/a el automatismo natural de la respiración. Empiezas a tener clara consciencia de ti misma, que estás presente y sintiendo tu propia respiración. Esto intentarlo hasta que logres una verdadera paz, cómo tu consciencia se va ahondando.
Entonces debes sostener esa consciencia de ti mismo/a, sin mirar nada, sintiendo el silencio. Las áreas principales donde se debe sentir este silencio son alrededor de la cabeza, dentro de la cabeza y dentro del pecho.
No se busca nada, en absoluto. Se trata simplemente de que te encuentres presente, sin confundirte con nada, sin apoyarte en nada. En todo caso, "buscar" esa Realidad que intuyes como única. No pierdas la consciencia, mantente muy lucida y despierta.
Para salir de la práctica hazlo de forma gradual, suavemente y sin brusquedades.
Cuando logras un grado de meditación y de silencio la recuerdas como la experiencia más satisfactoria que has tenido jamás. Y el eco de esa experiencia se mantiene, aunque luego se licua hasta casi perderse, por la dispersión habitual con que vivimos lo exterior. Pero, a base de hacer este trabajo con método, todos los días, se va consiguiendo mantener ese punto de conciencia profunda y de paz a lo largo de todo el día, mientras hay actividad.
b) Práctica de la meditación en la vida cotidiana.
Otra manera de meditar, de entrar en el silencio, es a través de la actividad. Por su puesto, es conveniente que la persona haya practicado el silencio como lo he comentado anteriormente.
La meditación en la acción es el silencio hondo de la consciencia. Es lo que en el Taoísmo se designa wu wei (no acción): hacer sin hacer. Hacemos sin hacer cuando no es nuestro "yo" el que hace. Por ejemplo: vamos por la calle y de pronto vemos a alguien que está a punto de caer al suelo, nos lanzamos y le ayudamos para que no se caiga. Se trata de un acto impensado, espontáneo. En este caso hemos hecho, pero no se trata de nuestro "yo" personal el que ha decidido hacer eso. Ha sido el contexto que nos lo ha exigido. Igual que en otro momento brincaremos para evitar un peligro, o nos apartaremos frente a un vehículo. En nosotros vive una inteligencia que nos hace vivir.
Es esta realidad profunda que se manifiesta a través de cada cosa que existe, por lo tanto a través de nuestro cuerpo, de nuestra inteligencia, a través de todo.
Pero, dentro de ese accionar inteligentemente automático, aparece la idea de sentirnos los autores, los poseedores, los dueños de muchas de las cosas que nos suceden en el vivir. Nos viene una idea luminosa, y de inmediato nos adjudicamos de ella y decimos ¡qué inteligente que soy! ¡Qué importante que soy, que he logrado esto! Pues bien, esta función del "yo" personal, que está accionando siempre en muestra vida diaria, es la que debemos aprender a silenciar. Es decir, que debemos vivir muy despiertos/as muy presentes, en toda situación pero con un silencio acabado de nuestra mente.

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